Tras
su falda dorada esconde una ciudad fascinante.
Ciudad
de exquisiteces, odia la ordinariez.
Sus
habitantes cultos y refinados viven en hermosas casas de balcones dorados.
Cantan
y leen poesía y jamás pero jamás gritan.
Se
cree que se mueve por Asía y en sus jardines colgantes se encuentran la mayor
variedad de bonsáis que puedas imaginar.
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